Neuromoduladores

Un veneno terapéutico

Los Neuromoduladores derivan de un potente veneno producido por la bacteria Clostridium botulinum. Es la responsable del botulismo, una enfermedad frecuentemente mortal producida por la ingesta de conservas en mal estado. Tras la ingesta de la toxina presente en dichos alimentos y su absorción se produce una progresiva parálisis de la musculatura. La afectacion de la musculatura respiratoria podía producir la muerte en los pacientes cuando no se disponían de cuidados médicos adecuados.

El uso médico de los Neuromoduladores

Los Neuromoduladores actúan interrumpiendo la transmisión de los impulsos entre nervio y músculos. Esto provoca la incapacidad de los mismos de contraerse, en definitiva una relajación o parálisis de los mismos. Este efecto ha permitido utilizar esta toxina en diferentes enfermedades en las que existe un exceso de contracción muscular (estrabismo, contracturas espásticas…). Su infiltración en estos músculos permite relajarlos y corregir dichas alteraciones.

Los Neuromoduladores: el tratamiento estético más popular.

Hace algo más de 30 años y de forma casual se descubrió otra posible indicación de este potente veneno. Realizando el tratamiento de un estrabismo, los Drs Carruthers observaron casualmente una mejoría en las patas de gallo de un paciente. La toxina que habían infiltrado para relajar la musculatura del ojo para reposicionarlo había relajado también los músculos que rodean al globo ocular haciendo desaparecer esas arrugas. Acababan de descubrir sin saberlo el que iba a ser en pocos años el tratamiento estético preferido por la población.

Neuromoduladores: como actúan

 Este producto se infiltra mediante finas agujas y en cantidades mínimas en puntos seleccionados. El objetivo es relajar aquellos músculos responsables de la mímica facial que como consecuencia de una actividad intensa y mantenida se contraen en exceso. Esta contracción excesiva provoca la aparición de arrugas en zonas como la frente, el entrecejo o las patas de gallo que pueden ocasionar un aspecto cansado o de enfado permanentes. Es importante comprender que nuestro objetivo es relajar y no paralizar estos músculos para evitar una pérdida de expresividad y de naturalidad. “Un tratamiento bien realizado no debe ser reconocible”.

Los Neuromoduladores se pueden utilizar también en otras localizaciones, para corregir defectos estéticos provocados por un exceso de actividad muscular. La sonrisa gingival, una exposición excesiva de las encías superiores al sonreir, la asimetría en la elevación de cejas o incluso las arrugas del cuello son algunas de estas indicaciones.

El tratamiento es prácticamente indoloro, se realiza en tan solo 5 a 10 minutos y no interfiere en absoluto con nuestra actividad cotidiana. Los resultados se mantienen entre 3 y 10 meses, tras los cuales se precisa su reaplicación.

Neuromoduladores: otras aplicaciones

De la misma forma que actúan relajando los músculos, las toxinas neuromoduladoras pueden utlilizarse para bloquear la sudoración de las zonas tratadas. Es por ello nuestro tratamiento de elección para el control de la sudoración excesiva o hiperhidrosis axilar.

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